
Un gesto que detuvo a la Ciudad: la historia del chófer sanrafaelino que emocionó a todos
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- 6 dic
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A veces la mañana avanza rápida, entre bocinazos, trámites y apuros. Pero este martes, en pleno microcentro de San Rafael, el tiempo pareció detenerse por unos segundos. Y lo hizo gracias a un gesto simple, humano, de esos que dejan huella más allá del instante.
“Detuvo su marcha para bajar, casi a upa, a una abuela que no podía caminar. Lo aplaudo de pie”, escribió Jesi Jaramillo en sus redes sociales, acompañando el posteo con una foto que lo dice todo: un chofer de la empresa Iselín sosteniendo con paciencia y cariño a una mujer mayor que necesitaba ayuda para descender del colectivo.
La publicación se viralizó. No por espectacular ni por extraordinaria, sino por todo lo contrario: por recordarnos que la bondad cotidiana existe y conmueve. La imagen tocó una fibra sensible en cientos de sanrafaelinos, que no tardaron en sumar sus propios comentarios y experiencias.
Pronto, entre los mensajes, el protagonista quedó identificado: Omar “Omy” Saromé, un chofer que —según relataron muchos usuarios— tiene una larga trayectoria de gestos como este.
“Siempre ayudando a todos, Omy Saromé”, escribió una mujer. “Qué maravilloso… dando el ejemplo en tiempos difíciles”, sumó otra. “Todavía queda gente buena en el mundo. Grande Omy, una gran persona”, completó un vecino.
La escena fue breve pero contundente. El colectivo se detuvo, Omy bajó, tendió su brazo, sostuvo firme a la pasajera y la acompañó hasta la vereda, paso a paso, asegurándose de que no perdiera el equilibrio. No había cámaras oficiales, ni prensa, ni protocolo. Había empatía. Había humanidad pura.
En una ciudad acostumbrada a las noticias del día a día —las que pasan rápido, las que se olvidan— esta pequeña historia eligió quedarse. Recordó que todos, en algún momento, necesitamos una mano extendida. Y que todavía existen personas dispuestas a ofrecerla sin pedir nada a cambio.
Omar “Omy” Saromé siguió su recorrido como si nada. Pero San Rafael no. San Rafael vio, agradeció y compartió. Porque gestos así no deberían pasar inadvertidos: deberían multiplicarse.
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