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Los Terneros: Un paraje mínimo que resiste entre montañas y rieles olvidados

En plena Cuesta de los Terneros, un pequeño paraje de unas 30 personas sobrevive aislado entre cerros, curvas y las ruinas del ferrocarril que alguna vez le dio vida.


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La mayoría de los vecinos son crianceros o trabajan en canteras cercanas, mientras cinco antiguos edificios ferroviarios se mantienen en pie gracias al esfuerzo de quienes habitan el lugar. El cierre de la escuela en 2017, por falta de alumnos, profundizó el aislamiento y el vacío de servicios básicos.


Hoy Los Terneros no cuenta con agua potable y la electricidad solo llega a través de paneles solares en algunos puestos. En los últimos días, la supervisión de Arraigo asistió a los puesteros con suplementos para la alimentación de las cabras, un apoyo clave para quienes viven de su majada en un entorno duro y silencioso.


Pero más allá de la ayuda puntual, crece la discusión sobre la necesidad de visibilizar al paraje, generar alternativas de desarrollo y explorar un potencial turístico que combine naturaleza, historia ferroviaria e identidad rural.


En Los Terneros, el futuro está por escribirse, pero la comunidad resiste, en pie, como los viejos rieles que todavía cruzan la cuesta y recuerdan que alguna vez hubo movimiento, conexión y esperanza.

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